Norte en Línea - Por qué Sergio Massa, la Grieta terminó

Por qué Sergio Massa, la Grieta terminó

Por qué Sergio Massa, la Grieta terminó
16 Nov
2023

Desde 1983 a la fecha pocas veces una elección estuvo tan polarizada ideológicamente como la que se está llevando adelante este año. Pasaron dos décadas del fatídico 2001, y pareciera que, aun renovando las consignas, viejas ideas se vuelven a poner arriba de la mesa con nuevos actores políticos. Pero intentamos fundamentar el por qué de nuestro voto para Sergio Massa.

Massa resultó ser el mejor estratega en esta nueva etapa del peronismo. Desde la Presidencia de la Cámara de Diputados construyó diálogo, consensos, certezas, y por sobre todas las cosas, confianza en sus pares del hoy Unión por la Patria. No solo eso, hoy plantea el desafío de un gobierno de “unidad nacional”, real, palpable en la convocatoria a dirigentes de otros espacios políticos, líderes de organizaciones religiosas, gremiales, sociales y gobernadores de distinto signo partidario. La frase que eligió para sintetizar esa idea de unidad nacional fue: “la grieta terminó”.


Mucho se habla del actual Ministro de Economía, pero poco se dice de los grandes condicionantes que tuvo y tiene el gobierno en esta materia: los pagos de deuda, el plan del FMI, la pandemia, la sequía, el retraso de los salarios y la reconstrucción del aparato productivo. En síntesis, podemos decir que cualquier persona pensaría diez veces antes de aceptar el desafío de conducir la política económica. Sergio Massa lo aceptó, lo buscó y tomó el desafío y la oportunidad de colocar a la Argentina en un proceso virtuoso de crecimiento, desarrollo y progreso social durante los próximos 20 años.


Enfrente lo que se ofrece como alternativa es la desintegración del Estado, la salida individual, la que el mercado puede sostener, la de la competencia donde gana el poderoso.


Podemos notar los grandes contrastes: no hay posibilidad de un proyecto de sociedad en el individualismo, de hecho, el Estado es ni mas ni menos que el reflejo de una sociedad organizada colectivamente, donde obviamente los actores sociales disputan su forma, organización, reglas, pero no hay posibilidad de proyecto como sociedad en la salida individual.
Por ello, la propuesta de unidad nacional toma razón de ser y es bandera hacia una nueva Argentina.


Unidad nacional para reiniciar una vez más un proceso de desarrollo económico sustentable que con crecimiento ponga a la economía argentina en el camino concreto de vender riqueza y no recursos para que nuestras exportaciones sean superiores a las importaciones.


Unidad nacional para que la riqueza de nuestra economía garantice progreso social, justicia social, no para eliminarla sino para que la totalidad de la población pueda acceder en igualdad de condiciones a derechos laborales y sociales, consagrados en nuestra Constitución y que son el vehículo para terminar con la desigualdad económica.


Unidad nacional para que el conocimiento sea un bien social, no un bien de mercado; el conocimiento no puede regirse por la ley de la oferta y la demanda, debe ser de acceso libre, gratuito, es un bien público. De esta manera, se puede consagrar a la educación como herramienta para la movilidad social ascendente.


Unidad nacional para defender nuestra soberanía, para consolidar la “nación” argentina, con los valores de la solidaridad, la convivencia democrática, la libertad de expresión, la justicia y la independencia económica.


Unidad nacional para que la igualdad de género no sea un slogan, sino una práctica cotidiana que se materialice en el trabajo, la familia, la escuela, el deporte, en síntesis, en todos los aspectos de la vida.


Unidad nacional para consolidar y defender el sistema democrático. Nunca en estos 40 años ininterrumpidos de democracia, los valores del sistema estuvieron tan en juego y a riesgo de perderse como en estos últimos dos años. Desde el intento de asesinato a la Vicepresidenta, hasta la justificación del accionar de quienes cometieron los crímenes más atroces de la historia de nuestro país en nombre del Estado, son algunos de los acontecimientos tristes, lamentables y que representan un grave retroceso en la construcción del sistema democrático.


Todo esto lleva a sostener que Sergio Massa representa lo que puede ser el inicio de una nueva Argentina, un país donde el futuro con dignidad, el futuro del trabajo digno, de los derechos sociales, de la concreción de los sueños sea posible. No será una tarea sencilla, todo lo contrario. Pero eso hace comprender que no hay lugar ni para el cinismo (Macri) ni para la improvisación y desintegración (Milei).


La apuesta de tirar la perinola de Mauricio Macri llega a su fin: le salió la perinola con Bullrich contra Larreta, le salió la perinola de Jorge Macri contra Lousteau, le salió la perinola de Milei contra Bullrich. Pero la última perinola queda en manos del pueblo argentino que no va a hipotecar su futuro en nombre de aventureros.
Llegó la hora de la unidad nacional.


Por Raúl Sánchez, Vicepresidente de BICE Fideicomisos

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