Lo que primero llamó mi atención fue la tenue iluminación producida por la luz de velas y velones, ambos de color blanco y con llamas rojizas en una muy lenta danza y recordé que las velas son la conexión con la divinidad y lo astral y al ser blancas significan Paz y tranquilidad y que la llama brilla en lo físico y en lo astral y que su cera es magnética y atrae los pensamientos y las emociones.
El gato negro, misterioso y con su impactante mirada, sus ojos representan las puertas que conducen al Reino de los Espíritus, ellos, los gatos caminan por los mundos de los vivos y de los muertos, ellos ven lo que nosotros no vemos, por algo fueron deificados en el antiguo Egipto.
Logro ver antiguos frascos de vidrio con tapas y bordes esmerilados, todavía visibles como exposición en viejas Boticas o farmacias en Europa y las Américas.
Un atril, un libro abierto que me hace recordar el mítico Necrocromicon de lovescrasght y los mencionados por Jorge Luis Borges en sus obras, conocimientos que nos llegan de los Arcanos de los primigenios tiempos, desde Hermes trimegisto pasando por Sócrates, Platón, Crithias y la Atlántida a los maestros artesanos de la Edad Media.
Un gran ventanal deja ver la verde naturaleza, verde que la representa, así como la vitalidad y prosperidad.
Pero, me pregunto, ¿Quién falta en esta vieja biblioteca?...
El maestro, el estudioso de los Arcanos del tiempo, de la química; quizás, es el último alquimista tras la Piedra Filosofal.
Él, retirado a la Soledad, para buscar y descubrir, ¿qué somos?