Entendiendo que pasa, se puede tener otra perspectiva de los conflictos, de las crisis, su generación, las escaladas y la finalización.
Las herramientas que se adquieren nos dan la independencia necesaria para gestionar estas situaciones por uno mismo.
Cambia la forma de pensar, cambia la forma de reaccionar, cambia el tratamiento que le damos a estas situaciones porque se produce un cambio en la persona durante ese proceso.
La persona se fortalece porque se ordena y comienza a tomar decisiones asumiendo la responsabilidad por las consecuencias que lo decidido implica."
Ana Laura Díaz
Abogada / Directora / Fundadora de Rupturas Inteligentes
Los valores humanos hacen la diferencia, pues trascienden la tarea y crean un vínculo.
La gente llega con un problema jurídico y su labor se dirige a verlo y analizarlo de manera integral, no solo en lo estrictamente legal.
Desde Rupturas Inteligentes, surge la traza de la reflexión constante y el enfoque puesto en el cliente, no en el mero expediente. Determinar qué hay detrás de ese problema, cómo encararlo juntos acompañando el proceso.
Este proceso otorga las mejores herramientas que quedan en poder de la persona para afrontar los desafíos que la vida le depare en el futuro.
Luego de transitar este camino juntos, la persona no será la misma porque habrá crecido en todos los sentidos.
Hay mucha labor interdisciplinaria y para ello cuenta con una Red de Profesionales Confiables que la acompaña. Profesionales que ha consultado personalmente y que trabajan a conciencia y en forma responsable.
Las Rupturas Inteligentes son posibles.
"Las defino como procesos que posibilitan desarmar conflictos encontrando, individualizando y despejando aquello que impide llegar a un acuerdo.
La inteligencia radica en llevar a cabo el proceso adquiriendo las herramientas necesarias para gestionar los conflictos, las crisis y llegar a la mejor solución posible.
La adquisición de estas herramientas permitirá hacia el futuro la autogestión.
La confrontación no implica una lucha en la que alguna de las posturas deba imponerse, sino compatibilizar distintas perspectivas.
Aprendemos a confrontar con nuestros padres y si este proceso no tuvo lugar durante nuestro desarrollo para ser adultos, resulta difícil hacerlo en la vida diaria, porque no sabemos cómo. Pero es posible hacerlo.
El objetivo es aprender de lo que está pasando, para capitalizar lo ocurrido y evitar que el patrón se repita."
Les propongo que recorran este entorno, nos conozcan y nos contacten.»
Mentorías para abogados:
La teoría se enseña, mientras que la experiencia se transmite.
Los efectos de la práctica se ven reflejados en el trabajo de los casos.
"Un buen escrito, un buen argumento, un buen planteo procesal, es la carta de presentación de nuestro cliente ante los tribunales. Estoy convencida que la capacitación es indispensable porque confrontar lo que estudiamos sirve para actualizar conceptos. Como consecuencia de la búsqueda constante destinada a generar vínculos con el objetivo de transmitir esta filosofía, les presento nuevos servicios destinados a colegas: asesoramiento, supervisión, acompañamiento."
La elección dependerá de cuál es el objetivo de la consulta y cuál es la experiencia que posee el colega.
Sobre Ana Laura Díaz:
Ana Laura nace en buenos aires en el seno de una familia que vio a su hija crecer y ser una abogada de la Universidad de Buenos Aires, consciente y apasionada.
Su primer desafío fue la procuración. Fue casi una autodidacta en el tema, a pura exploración, voluntad y curiosidad, logró un expertise entusiasta, caminando y observando. El abogado que procura, logra una escuela ardua que forma el carácter.
Transitó diversas disciplinas del derecho como quiebras, asesorando a la sindicatura concursal antes de la reforma de 1996 y luego asesorando a quienes afrontaban procesos falenciales.
Con las quiebras llegarían los temas derivados de las quiebras, cuestiones laborales, de familia.
En el año 1996 fue parte de la segunda promoción del curso de mediación de la Universidad Austral.
Luego llegó la docencia ad honorem en la Universidad de Buenos Aires Facultad de Derecho en la materia derecho procesal civil y comercial. Fue su forma de agradecer y devolver a la Universidad Pública todo lo que le dio, pues fue su escuela.
Así sumó la fortaleza y la templanza y fue mamá; en 2004 nació Lautaro y en 2010, Alejo.
Desde que ejerce, ha comprendido que fue lo que la llevó a estudiar abogacía en un país en el que sistemáticamente se viola la ley. El derecho ha sido el punto de partida para interpelarnos como seres humanos. ¿Quién uno es, qué quiere hacer realmente y para qué?
Y llegó Rupturas Inteligentes.